Fiona Lu
Tríptico del país de las maravillas
YO.
Anoche soñaste con dios como vendedor de aceite de serpiente y la luna en su último cigarrillo. Había hongos que giraban con mil ojos y ranas que sangraban himnos y cimas de colinas llenas de fantasmas. En un apartamento pegajoso de luz conoces a una chica con estrellas en las uñas. Besas sus palmas. Conviertes el vino en agua. Robas los dientes de la boca de dios.
II.
La chica unta sus secretos en tu lengua, te dice que entierres tus pechos, tus biblias, en el asiento trasero de su minivan. La próxima vez que la ves, está sumergida en un río hasta las rodillas, las olas le magullan el interior de los muslos. Parte el horizonte en dos, roba sus palabras de la línea de tiempo donde encuentras tus manos perdidas en la iglesia favorita de tu madre y las suturas a los puños equivocados.
tercero
Y no puedes evitar imaginarte esto: paradas de autobús azotadas por la lluvia, un
mil obispos de rodillas, tú y el
niña de uñas estrelladas: en
florecen, pétalos alrededor de sus rostros, tragando el aliento del otro. Esta noche,
soñarás con iglesias alojadas en tu caja torácica,
sus campanarios periscopando a través de tu pecho.